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Cómo contar una historia y no morir en el intento

Todos hemos sido conscientes alguna vez de ese fenómeno paranormal llamada "tener gracia". Ya sabes, cuentas a tus amigos aquel chiste que descojonó a toda la oficina y sin embargo puedes ver pasar la bola de paja del desierto esperando un atisbo de sonrisa en los rostros de tus colegas. Y es el mismo chiste, la misma información, sin embargo la reacción no es la misma.

Decía el psicólogo Albert Mehrabian, por allá el lejano 1967, que el 93% de la comunicación de un individuo depende del tono y del lenguaje corporal y solo el 7% restante recae en las palabras propiamente dichas, y seguramente tenga bastante de razón, pero la experiencia nos dicta que, generalmente, quien cuenta una historia efectiva suele cumplir con la estructura clásica de presentación, nudo y desenlace.

Fue el mismísimo Aristóteles, padre del pensamiento y filosofía occidental, quien muy pronto se dio cuenta que aquellas representaciones teatrales de dioses y mortales que cumplían con una serie de requisitos tenían más éxito entre el público ateniense, fue así como desarrolló su obra Retórica y Poética, en la que por primera vez en la historia de la humanidad, se sentaron las bases de la narración en las que, 2500 años después, se siguen utilizando hoy en día y se conoce como estructura clásica.

Por supuesto hay mil formas de contar una historia, pero la forma más efectiva y comprensiva para el espectador, es aquella en la que, en un primer acto, se presenta al protagonista de la historia, sus intenciones, su objetivo y su forma de ser, de modo que el espectador empatice con él y se reconozca en su objetivo. Un segundo acto en el que se expongan los valores y fallos de todos los personajes, los cuales necesariamente deberán entrar en conflicto con el objetivo del protagonista. Y finalmente un desenlace en el que el protagonista se encontrará en el punto más bajo de la historia, luchará hasta el límite por su objetivo en un climax en el que se pondrán todas las cartas sobre la mesa, para dar paso finalmente a un telón de fondo en el que conozcamos las consecuencias de tal acto, tanto las positivas como las negativas.

Las buenas historias, a pesar de tener todas una estructura parecida y temas similares (el amor, la muerte, la amistad, la venganza etc.) siempre, siempre logran sorprendernos.

Esto que parece sencillo, como sumar y restar, es en realidad de una complejidad tal que solo hace falta mirar lo que sale cada día en forma de novela, relato, película, serie, teatro, música y demás formas narrativas, para darnos cuenta que la gran mayoría son historias muy, pero que muy, mal contadas. Eso sí, cuando una historia esta bien contada, su éxito es aclamador aunque se tiren 2 horas sin decir palabra alguna. Ese es el poder del Storytelling.


Feliz semana.


The Artist

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