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Joker: cuando el chiste se cuenta solo

Actualizado: 26 nov 2019

Antes de hablar de la nueva película del Joker, déjame aclararte unas cuantas ideas que harán la explicación más accesible.

Hay una serie de conceptos base del que parten los cientos de profesionales del Storytelling y del cual se nutren las decenas de gurús de la guionización como Robert Mckee o John Truby, conceptos los cuales más o menos he seguido en mi día a día como escritor y guionista… salvo una premisa que en España, o mejor dicho, “en español” apenas se trata, y por eso lo escribiré en su inglés original: Character-Driven Stories.

En castellano encontraremos conceptos similares, como historias arquetípicas o historias basadas en personajes, pero creo que es esta falta de una “traducción oficial” la que nos ha hecho dejar ciertamente de lado uno de los principios de la escritura moderna.

Sea como fuere, una historia “conducida” por un personaje no es lo mismo que una historia basada en un personaje, mucho menos una historia arquetípica.


Sé que suena todo como muy complicado y rebuscado, pero intentaré explicarme de forma sencilla, porque no es lo mismo una pelota vieja que una vieja en pelota, así que allí va:


Cuando nos referimos a una historia basada en personajes, hablamos de una historia donde lo más importante es la construcción y deconstrucción de un personaje, pero no de su viaje a través de una trama, así que puede definirse como una historia pasiva donde el personaje se ahoga en sus conflictos internos, mientras que su “mundo” permanece impasible. Ejemplo de esto podría ser las historias de Jane Austin, Dostoievski o Virginia Wolf.


Cuando hablamos de una historia arquetípica, nos referimos a una serie de personajes predefinidos según su psicología (el mago, el rey, el inocente, el rebelde etc.) los cuales viajan a través de una trama de forma activa pero sus arquetipos apenas cambian, a diferencia del “mundo” en el que viven. Los personajes de El señor de los anillos, James Bond o el mismísimo Indiana Jones son un magnífico ejemplo de esta premisa.


Sin embargo, cuando hablamos de historias “conducidas” por personajes, nos referimos a historias en las que la trama es iniciada, empujada, transformada y finalizada por la acción directa y activa del protagonista. Su “mundo” es transformado por el propio protagonista, el cual también es afectado por este "nuevo mundo" durante el transcurso de la trama.


Si bien las dos primeras premisas son atractivas y emocionantes a su modo, será esta última la que consiga atrapar, influenciar y provocar una reacción más determinante en la psique del espectador.


El Joker de Todd Phillips es el último ejemplo de esta vertiente. Su Joker es la causa, problema y solución de su propia historia, y he ahí el éxito acaparador de la interpretación de Joaquin Phoenix.

Su personaje nos toma de la mano tiernamente para que descendamos con él, escalón a escalón, hacia el infierno de una persona rota.


No es de extrañar que el director se empapara del rey de las historias conducidas por personajes: el señor Martin Scorcese.

Taxi Driver y The King of comedy, ambas protagonizadas por un DeNiro que también cumple con su cuota en Joker, son el armazón de un personaje que se rompe pedazo a pedazo en el devenir de una historia donde cada trozo caído se convierte en un nuevo obstáculo que provocará que otro pedazo aún mayor de su personaje se desprenda, en lo que será un hermoso carrusel de tragedia hasta ofrecernos el esperpéntico resultado de un enfermo psicótico renacido.


Es entonces cuando la historia fluye como un río desbocado y el espectador asiste atónito a una avalancha de sensaciones y experiencias que se desparraman por la pantalla, y es allí, sentados en la oscuridad del cine, cuando somos capaces de ver con ternura y estupor, a partes iguales, que la violencia y el horror pueden ser igual de hermosos que un anaranjado atardecer de otoño.


Ese es el poder del Storytelling.

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