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We ain't doing the right thing


Corría el verano de 1989 y, tras él, una década repleta de excesos económicos, sexuales, narcóticos, políticos y hasta estilísticos tocaba a su fin. Sin embargo el Muro de Berlín seguía intacto, Reagan seguía señalando el camino del blanco anglosajón protestante hacia su paraíso conservador y Sadam Husein seguía siendo “uno de los nuestros”.

Todavía faltaba dos años para la brutal paliza a Rodney King por parte de cuatro policías blancos de Los Ángeles, y 3 años para las famosas revueltas y disturbios ocasionados, en al menos una docena de ciudades, cuando el jurado absolvió a los 4 agentes.

En aquella época, por tanto, las tensiones raciales aún no eran un tema de discusión nacional. El hombre blanco medio entendía que todo se había solucionado con la aprobación de leyes favorables a los derechos civiles a lo largo de los años 60’s, sin embargo, para Spike Lee, nacido en Atlanta y criado en Brooklyn, el racismo fue una constante silenciosa a lo largo de su juventud. Y cuando hablo de racismo no hablo del racismo blanco > negro, sino todas las tensiones raciales que se pueden vivir en un NY repleto de latinos, asiáticos, negros, blancos, árabes e indios.

Por eso, cuando Do the right thing fue estrenada, fue, no solo un choque de realidad para los blancos vs los negros, sino para toda la sociedad norteamericana en general, pues en ella se mostraban todas las miserias de un pueblo que lideraba el mundo pero que aún seguía dividido en estereotipos y prejuicios. Do the right thing culmina en disturbios de un barrio mayormente negro y la quema del local de Sal, un hombre blanco ítalo-americano, tras la muerte de Radio Raheem, un joven negro a manos de un policía blanco, un final que generó un curioso experimento social de forma inesperada: Mientras los espectadores blancos se preguntaban si estaba justificada la violenta reacción del barrio contra el restaurante de Sal, los espectadores negros ni tan siquiera se lo planteaban.



Al igual que hace ahora 31 años, las actuales revueltas y saqueos provocados por la muerte el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco, han indignado a numerosos sectores blancos, tanto o más que la muerte del propio George en la comunidad negra.

Y es que venimos de contextos TAN diferentes que pareciese imposible llegar a conclusiones conjuntas. Sí, obviamente podemos estar de acuerdo que la actuación de un policía de Minneapolis estuvo mal, al igual que romper un escaparate de una tienda de zapatos y posterior saqueo en la otra punta del país, tampoco está bien, pero es en las justificaciones donde nos perdemos, pareciendo que estamos condenados a no entendernos.

Es entonces cuando releo el título de la película y encuentro la solución que Spike pudo haber encontrado en su Brooklyn multiétnico para evitar conciencias de razas y las consecuentes tensiones que se retroalimentan.

Do the right thing es una sentencia individual, una oración en subjuntivo que nos emplaza a aislarnos del ruido de nuestro propio contexto y a obrar en consecuencia a nuestros valores humanos.

Porque hacer lo correcto no es mantenerte unido a tu grupo étnico, no. Aunque pareciese que efectivamente es lo que tienes que hacer, estar unido con los tuyos y arrimar el hombro, en realidad esto solo hará que la brecha se haga aún más grande. Cuando te refieres a un grupo como “los míos” esto se traduce inevitablemente en que hay un “los otros”. Por el contrario, hacer lo correcto es separarte de tu contexto sociocultural y desprenderte de esa carga heredada para actuar según los valores que nos han permitido convivir pacíficamente en ciudades multiculturales y superpobladas durante los últimos 100 años.

Pero, como decía, hacer lo correcto es una elección exclusivamente individual y las acciones individuales requieren valentía. Haz lo correcto por tanto significa que tienes como misión explicar a tu tía por qué los antecedentes penales de George no importan, o convencer a tu amigo de darte media vuelta cuando la manifestación en la que participas se transforma en una revuelta para robar las nuevas Jordan’s de un escaparate, pero sobretodo, significa que tienes que hacer lo correcto cuando un compañero tuyo pone su rodilla en la garganta de un hombre en el suelo durante 8:46 segundos.

Ya lo decía otro hombre bajito nacido en Atlanta: El mundo es malo solo porque los buenos callan.




Martin Luther King


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